jueves, 29 de mayo de 2025

Juan 1:13: Un Nuevo Nacimiento y la Presencia Divina Hoy

Juan 1:13: Un Nuevo Nacimiento y la Presencia Divina Hoy


"Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."


Este breve pero profundo versículo contiene una trascendencia significativa para nuestros días, abordando la naturaleza de nuestra relación con Dios y las señales que nos ofrece para comprenderla.

Trascendencia en Nuestros Días: Un Nuevo Nacimiento Espiritual

La principal trascendencia de Juan 1:13 radica en la idea de un nuevo nacimiento, uno que no se basa en la herencia biológica ("de sangre"), en los deseos o impulsos puramente humanos ("voluntad de carne, ni de voluntad de varón"), sino que tiene su origen directamente en Dios ("sino de Dios").

En un mundo donde a menudo se enfatizan la ascendencia, el linaje familiar, los logros personales y la voluntad individual como determinantes de la identidad y el valor, este versículo nos presenta una perspectiva radicalmente diferente. Nos dice que la verdadera filiación, la conexión más profunda y significativa, no se hereda ni se conquista por medios humanos, sino que es un don divino.

Para nuestros días, esto significa que la pertenencia a la familia de Dios no está restringida por la raza, la cultura, el estatus social o los méritos personales. Es una invitación abierta a todos aquellos que responden a la gracia divina y eligen creer en Jesucristo (como se presenta en los versículos anteriores de Juan 1). Este nuevo nacimiento implica una transformación interior, un cambio de perspectiva y una nueva relación con Dios como Padre.

Dios Siempre ha Estado en Nuestros Corazones: Una Semilla Divina

La afirmación de que este nuevo nacimiento es "de Dios" sugiere que hay una capacidad inherente en el ser humano para conectar con lo divino. Si bien no nacemos inherentemente "siendo" hijos de Dios en el sentido pleno que se describe aquí (a través de la fe en Cristo), la capacidad para buscar y reconocer a Dios, la sed de trascendencia y el anhelo por algo más allá de lo material pueden interpretarse como una semilla divina plantada en nuestros corazones.

A lo largo de la historia, la humanidad ha manifestado una búsqueda constante de lo sagrado, expresada en diversas formas de religiosidad y espiritualidad. Esta búsqueda podría ser un eco de esa conexión original con Dios, una huella de su imagen en nosotros. El versículo 13 nos recuerda que la plenitud de esta conexión se realiza a través de un acto divino, un nuevo nacimiento espiritual que va más allá de nuestras capacidades humanas.

En nuestros días, esta idea nos consuela y nos da esperanza. Incluso en medio de la confusión y el secularismo, la presencia potencial de Dios en nuestros corazones, esa capacidad latente para lo trascendente, sigue siendo una realidad. La invitación de Juan 1 es a permitir que esa semilla divina germine y florezca a través de la fe en Cristo, experimentando así el verdadero nacimiento "de Dios".

Señales de Dios en Este Versículo para Nuestros Días:

Juan 1:13, aunque conciso, nos ofrece varias "señales" o indicaciones importantes para nuestros días:

  1. La Limitación de lo Humano: El versículo subraya que nuestros esfuerzos puramente humanos, basados en la biología o la voluntad individual, son insuficientes para establecer una relación plena con Dios. En una era que glorifica la autonomía y el individualismo, esta es una señal de humildad y reconocimiento de nuestra dependencia de lo divino.
  2. La Iniciativa Divina: El origen del nuevo nacimiento reside en Dios. Esto nos señala que la salvación y la filiación divina son un acto de la gracia de Dios, una iniciativa amorosa de su parte. No somos nosotros quienes "encontramos" a Dios por completo con nuestras propias fuerzas, sino que Él se revela y nos atrae hacia sí.
  3. La Necesidad de un Cambio Radical: El concepto de "nacimiento" implica un nuevo comienzo, una ruptura con lo anterior. Para experimentar la verdadera filiación con Dios, se requiere una transformación profunda, un cambio de nuestra naturaleza centrada en nosotros mismos hacia una vida centrada en Dios.
  4. La Universalidad de la Invitación: Al negar las bases puramente humanas del nuevo nacimiento ("ni de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón"), el versículo implícitamente abre la puerta a todos. La filiación con Dios no está limitada por factores externos, sino por la respuesta del corazón a la invitación divina.
  5. La Prioridad de lo Espiritual: En un mundo cada vez más materialista, Juan 1:13 nos recuerda la primacía de lo espiritual. Nuestra verdadera identidad y nuestro destino final no se encuentran en lo terrenal, sino en nuestra relación con Dios, nacida de su Espíritu.

Juan 1:13 es mucho más que una declaración teológica; es un faro de esperanza para nuestros días. Nos recuerda que nuestra conexión más profunda y significativa no se basa en lo que somos por naturaleza o por nuestros propios esfuerzos, sino en el amor y la gracia de Dios que nos ofrece un nuevo nacimiento espiritual. La presencia de Dios en nuestros corazones es una semilla divina esperando florecer a través de la fe, y las señales de este versículo nos guían hacia una comprensión más profunda de nuestra dependencia de Él y la transformación radical que Él ofrece.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575494549327

WHATS APP:  4434838829

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

29 DE MAYO DE 2025


TODOS LOS LIBROS DE CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO ADQUIERELOS YA, DANDO ¡CLICK AQUI CON TU CUENTA KINDLE DE AMAZON!



miércoles, 28 de mayo de 2025

El Verbo Interior: Juan 1:10-12 y Dios en nuestro Corazón Hoy

 

El Verbo Interior: Juan 1:10-12 y el Dios en el Corazón Hoy

El Evangelio de Juan, en sus primeros versículos, nos presenta una cosmogonía teológica profunda. Habla del Logos, el Verbo divino, como la fuerza creadora que estaba con Dios y era Dios desde el principio. Al llegar a los versículos 10 al 12, la narrativa da un giro crucial, aterrizando esta presencia divina en el plano de la experiencia humana:

"Estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no le conoció. Vino a lo suyo, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1:10-12)

Desde la perspectiva de que Dios reside en nuestros corazones, estos versículos adquieren una resonancia particular en el mundo actual.

"Estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no le conoció."

Si entendemos que la chispa divina, el eco del Verbo creador, habita en lo profundo de cada ser humano, este versículo nos habla de una paradoja constante. Dios está intrínsecamente presente en el mundo, no solo como el arquitecto distante, sino como la esencia misma que anima la creación, incluyendo nuestros propios corazones. Sin embargo, el "mundo" aquí puede interpretarse como la conciencia colectiva distraída, ensordecida por el ruido de la ambición, el materialismo, la superficialidad y el miedo.

Hoy, más que nunca, vivimos en un mundo de distracciones constantes: redes sociales, consumo desenfrenado, la búsqueda incesante de validación externa. Este ruido externo a menudo silencia la voz interior, esa conexión sutil con lo trascendente que reside en nuestro corazón. Al igual que el mundo en el tiempo de Juan no reconoció la presencia divina encarnada en Jesús, hoy, la humanidad a menudo ignora la presencia de lo sagrado dentro de sí misma. Nos enfocamos en lo periférico, en lo tangible, olvidando la riqueza espiritual que yace latente en nuestro interior.

"Vino a lo suyo, y los suyos no le recibieron."

Si "lo suyo" se refiere a la humanidad, a aquellos en cuyos corazones palpita esa misma esencia divina, la falta de recepción se convierte en una tragedia continua. ¿Cuántas veces cerramos las puertas de nuestro corazón al amor incondicional, a la compasión, a la verdad que resuena en lo más profundo de nuestro ser? El miedo a la vulnerabilidad, la desconfianza, el egoísmo y las heridas del pasado actúan como barreras que nos impiden reconocer y abrazar esa presencia divina interior.

En el mundo actual, vemos esto reflejado en la polarización, la intolerancia y la falta de empatía. Nos aferramos a nuestras propias "verdades" construidas externamente, ignorando la sabiduría universal que reside en el corazón de cada persona. Rechazamos al "otro" por sus diferencias, sin reconocer la chispa divina que compartimos. Este rechazo es, en esencia, un rechazo a una parte de nosotros mismos, una negación de la unidad fundamental que subyace a la diversidad.

"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios."

La clave reside en la "recepción" y la "creencia en su nombre". Desde la perspectiva del Dios interior, esto no se limita a una adhesión intelectual a una doctrina, sino a una apertura del corazón, a una disposición a escuchar esa voz silenciosa que nos guía hacia la verdad, el amor y la conexión. "Creer en su nombre" puede interpretarse como sintonizar con la naturaleza esencial de Dios tal como la experimentamos en nuestro interior: amor incondicional, bondad, verdad, paz.

En el mundo actual, aquellos que se atreven a mirar hacia adentro, a cultivar la introspección y la conexión espiritual, son quienes "reciben" esta presencia divina. A través de la meditación, la contemplación, la práctica de la bondad y la búsqueda de la autenticidad, se abren a la "potestad de ser hechos hijos de Dios". Esta filiación no es una adopción externa, sino el reconocimiento de nuestra herencia divina inherente, la manifestación de esa chispa del Verbo que siempre ha estado en nosotros.

En un mundo sediento de significado y conexión, la invitación de Juan 1:10-12, reinterpretada desde la perspectiva del Dios interior, se vuelve más relevante que nunca. Nos llama a silenciar el ruido externo, a derribar las barreras del miedo y el egoísmo, y a abrir nuestros corazones a la presencia divina que reside en lo más profundo de nuestro ser. Al hacerlo, no solo nos encontraremos a nosotros mismos, sino que también reconoceremos la misma luz en los demás, construyendo un mundo más compasivo, justo y conectado. La "potestad de ser hechos hijos de Dios" no es un privilegio distante, sino una realidad accesible a todos aquellos que eligen escuchar la voz del Verbo que resuena en nuestros propios corazones.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575494549327

WHATS APP:  4434838829

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

28 DE MAYO DE 2025


TODOS LOS LIBROS DE CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO ADQUIERELOS YA, DANDO ¡CLICK AQUI CON TU CUENTA KINDLE DE AMAZON!



lunes, 26 de mayo de 2025

El Evangelio de Juan 1:1-9: La Luz Divina en Nuestro Presente

 

El Evangelio de Juan 1:1-9: La Luz Divina en Nuestro Presente

El prólogo del Evangelio de Juan es una de las cumbres de la teología cristiana, condensando en pocas líneas la naturaleza de Dios, la creación y la encarnación. Analicemos estos versículos, aplicándolos a nuestro tiempo actual desde una perspectiva católica que resuena con la creencia de que Dios habita en nuestros corazones:

Versículo 1: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios."

  • Aplicación al presente: Este versículo nos recuerda la eternidad de Dios y de su Palabra, el "Verbo" (en griego, Logos), que la tradición cristiana identifica con la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Jesucristo. En un mundo donde todo parece efímero y cambiante, esta verdad nos ofrece un ancla de estabilidad. Dios, en su esencia, es comunicación, es Palabra creadora. Hoy, podemos reconocer esa Palabra divina resonando en la creación, en la belleza que nos rodea, en la conciencia que nos impulsa al bien.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: Para un católico, este versículo fundamenta la divinidad de Jesucristo. Creer que el Verbo "era Dios" implica reconocer su autoridad y su poder salvador. Si creemos que Dios reside en nuestros corazones, como una chispa divina, entonces esa Palabra eterna también tiene eco en nuestro interior. Nuestra propia capacidad de razonar, de amar, de buscar la verdad, puede ser vista como un reflejo de ese Verbo primordial que nos habita.

Versículo 2: "Él estaba en el principio junto a Dios."

  • Aplicación al presente: Este versículo subraya la íntima relación entre el Verbo y Dios Padre desde la eternidad. Nos habla de una comunión perfecta en el seno de la Trinidad. En nuestras vidas, esto nos invita a cultivar relaciones profundas y significativas, basadas en el amor y la comprensión mutua, a imagen de la relación divina. En un mundo marcado por la división y el individualismo, este versículo nos llama a la unidad y a la fraternidad.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La cercanía del Verbo al Padre nos muestra el camino hacia Dios: a través de Jesús. Para el católico, la oración, los sacramentos y la vida de la Iglesia son medios para acercarnos a esa misma intimidad divina. Si Dios está en nuestro corazón, buscar esa conexión con el Padre a través de su Hijo se convierte en una necesidad fundamental para nuestro crecimiento espiritual.

Versículo 3: "Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él nada llegó a existir de cuanto existe."

  • Aplicación al presente: Este versículo afirma el papel fundamental del Verbo en la creación. Todo lo que vemos, sentimos y experimentamos ha sido creado por medio de Él. Esto nos invita a contemplar la belleza y la complejidad del universo con asombro y gratitud, reconociendo la huella divina en cada detalle. En un tiempo de crisis ecológica, este versículo nos recuerda nuestra responsabilidad como administradores de la creación, un don que hemos recibido a través del Verbo.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La creencia en la creación por medio del Verbo refuerza la visión católica de un Dios trascendente pero también inmanente en su obra. Si Dios está en nuestro corazón, entonces nuestra propia capacidad creativa, nuestra inteligencia y nuestra habilidad para transformar el mundo pueden ser vistas como participaciones en esa obra creadora divina. Debemos usar nuestros talentos para construir un mundo más justo y fraterno.

Versículo 4: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres."

  • Aplicación al presente: Este versículo presenta al Verbo como fuente de vida y luz. En un mundo a menudo oscurecido por la desesperanza, la violencia y la confusión, esta promesa de luz es fundamental. La verdadera vida, la que tiene sentido y plenitud, se encuentra en la conexión con esa fuente divina. Esta luz ilumina nuestro entendimiento, nos guía en la toma de decisiones y nos revela el camino hacia la verdad y el amor.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: Para el católico, Jesucristo es la Vida y la Luz del mundo. Los sacramentos, especialmente la Eucaristía, son encuentros con esa Vida divina que nos fortalece. Si Dios está en nuestro corazón, esa luz interior debe ser cultivada a través de la oración, la reflexión y la práctica de las virtudes. Debemos permitir que esa luz irradie de nosotros hacia los demás, siendo testigos de la esperanza en un mundo necesitado.

Versículo 5: "La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron."

  • Aplicación al presente: Este versículo ofrece un mensaje de esperanza y resistencia. A pesar de la oscuridad del pecado, la injusticia y el sufrimiento que a menudo experimentamos, la luz divina siempre prevalece. Las tinieblas pueden intentar sofocarla, pero no tienen el poder de extinguirla. En nuestros propios momentos de dificultad y tribulación, debemos recordar que la luz de Dios siempre está presente, ofreciéndonos consuelo y fortaleza.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La historia de la salvación para el católico es la historia del triunfo de la luz sobre las tinieblas a través de la muerte y resurrección de Cristo. Si Dios está en nuestro corazón, esa luz interior nos da la capacidad de resistir las tentaciones, de superar los obstáculos y de mantener la fe incluso en los momentos más oscuros. Nuestra fe es esa luz que debemos proteger y dejar brillar.

Versículo 6: "Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan."

  • Aplicación al presente: Juan el Bautista es presentado como un precursor, un testigo de la luz. En nuestro tiempo, todos estamos llamados a ser testigos de la luz de Dios en el mundo. A través de nuestras palabras, nuestras acciones y nuestro testimonio de vida, podemos señalar el camino hacia la verdad y el amor que emanan de Dios.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La figura de Juan el Bautista nos recuerda la importancia del bautismo como inicio de nuestra vida cristiana y nuestro llamado a la evangelización. Si Dios está en nuestro corazón, ese encuentro personal con la luz divina nos impulsa a compartir esa experiencia con los demás, a ser faros que guían a aquellos que aún viven en la oscuridad.

Versículo 7: "Éste vino como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él."

  • Aplicación al presente: La misión de Juan era preparar el camino para que otros pudieran creer en la luz. Hoy, nuestra misión es similar. A través de nuestro ejemplo de vida cristiana, de nuestra coherencia entre fe y obras, podemos ser instrumentos para que otros descubran la luz de Dios y encuentren la fe.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La Iglesia católica tiene como misión primordial anunciar el Evangelio, la Buena Nueva de la luz de Cristo. Si Dios está en nuestro corazón, ese amor que sentimos debe impulsarnos a compartir nuestra fe con humildad y alegría, buscando que otros también experimenten la transformación que la luz divina puede obrar en sus vidas.

Versículo 8: "Él no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz."

  • Aplicación al presente: Es crucial recordar que nosotros no somos la fuente de la luz, sino solo testigos de ella. Nuestra humildad debe ser una característica distintiva. Reconocer que la verdadera luz viene de Dios nos libra del orgullo y nos permite ser instrumentos más auténticos de su amor.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: Para el católico, la centralidad de Cristo es innegociable. Nosotros somos llamados a seguir sus pasos, a reflejar su luz, pero nunca a eclipsarla. Si Dios está en nuestro corazón, esa conciencia de nuestra propia limitación nos lleva a una mayor dependencia de la gracia divina y a una entrega más completa a la voluntad de Dios.

Versículo 9: "La verdadera luz, la que ilumina a todo hombre, venía al mundo."

  • Aplicación al presente: Este versículo proclama la universalidad de la luz de Cristo. No es una luz exclusiva para unos pocos, sino que ilumina a "todo hombre". En un mundo donde a menudo se levantan muros de exclusión y discriminación, esta verdad nos recuerda la dignidad inherente de cada ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios y destinatario de su amor.
  • Aplicación a la vida católica y la creencia en Dios en el corazón: La misión de la Iglesia católica es llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo, reconociendo en cada persona un hermano y una hermana en Cristo. Si creemos que Dios está en nuestros corazones, debemos esforzarnos por ver esa misma presencia divina en el corazón de cada prójimo, superando prejuicios y construyendo puentes de diálogo y comprensión.

Los primeros nueve versículos del Evangelio de Juan nos ofrecen una profunda reflexión sobre la naturaleza de Dios y su relación con la humanidad. Aplicados a nuestro tiempo presente y a nuestra fe católica, reforzada por la creencia en la presencia de Dios en nuestros corazones, nos invitan a:

  • Buscar la estabilidad en la Palabra eterna de Dios.
  • Cultivar relaciones profundas a imagen de la Trinidad.
  • Ser conscientes de nuestra responsabilidad como administradores de la creación.
  • Buscar la verdadera vida y la guía en la luz de Cristo.
  • Mantener la esperanza en medio de la oscuridad, sabiendo que la luz siempre prevalece.
  • Ser testigos humildes de la luz divina en el mundo.
  • Reconocer la dignidad de cada ser humano como destinatario de la luz de Cristo.

Que estas palabras del Evangelio de Juan resuenen en nuestros corazones y nos impulsen a vivir como verdaderos hijos de la luz en el mundo de hoy.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

https://diosestaennuestroscorazones.blogspot.com/

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575494549327

WHATS APP:  4434838829

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

26 DE MAYO DE 2025


TODOS LOS LIBROS DE CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO ADQUIERELOS YA, DANDO ¡CLICK AQUI CON TU CUENTA KINDLE DE AMAZON!




MRSDC MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

 

MRSDC 

MI RADIO 

SENTIMIENTOS DE CRISTAL

miradiosentimientosdecristal@gmail.com




ESCUCHA AQUI TODOS LOS PROGRAMAS DE MI ESTACION DE RADIO ONLINE: 





MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

LOCUTOR Y DJ:

MARKAPASOSDJ

markapasosdj@hotmail.com 

CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO

creoenmisuenos@gmail.com


TRANSMITIENDO DESDE EL CORAZON DE MORELIA, MICHOACAN, MEXICO, PARA TODO EL UNIVERSO ENTERO A TRAVES DE INTERNET Y EN TODOS LOS MEDIOS POSIBLES.








sábado, 24 de mayo de 2025

La Infancia Espiritual: Un Camino de Regreso a Dios

La Infancia Espiritual: 

Un Camino de Regreso a Dios


La frase "tenemos que volver a ser niños para llegar a Dios" resuena en diversas tradiciones espirituales como una poderosa metáfora sobre la humildad, la pureza y la receptividad necesarias para conectar con lo divino. No se trata de una regresión literal a la infancia, sino de adoptar ciertas cualidades inherentes a la niñez que a menudo se pierden con la madurez y las complejidades del mundo adulto.


En el contexto cristiano, esta idea se encuentra directamente en las palabras de Jesús en Mateo 18:3: "Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." Esta afirmación no es una invitación a la inmadurez o la irresponsabilidad, sino una exhortación a cultivar ciertas actitudes y características propias de los niños que son esenciales para una relación genuina con Dios.


¿Cuáles son estas cualidades infantiles que nos acercan a lo divino?


  • Humildad: Los niños son inherentemente humildes. Reconocen su dependencia de los adultos para su cuidado y sustento. No están cargados de la arrogancia del conocimiento o el orgullo de los logros. Para acercarnos a Dios, necesitamos despojarnos de la soberbia y reconocer nuestra dependencia total de Él.
  • Sencillez y Pureza de Corazón: Los niños tienden a ver el mundo con ojos sencillos y un corazón puro. No están contaminados por la malicia, el cinismo o las agendas ocultas que a menudo nublan el corazón adulto. Para conectar con la pureza de Dios, necesitamos esforzarnos por limpiar nuestro corazón de la amargura, el resentimiento y la doblez.
  • Confianza y Fe: Los niños confían plenamente en sus padres. No cuestionan constantemente su amor o su capacidad para proveer. De manera similar, para acercarnos a Dios, necesitamos cultivar una fe sencilla y confiada en su amor incondicional y su providencia.
  • Asombro y Curiosidad: Los niños se maravillan ante las cosas más simples y exploran el mundo con una curiosidad insaciable. Para experimentar la grandeza de Dios, necesitamos recuperar esa capacidad de asombro ante la creación y mantener una mente abierta y curiosa hacia lo espiritual.
  • Receptividad y Aprendizaje: Los niños son esponjas que absorben conocimiento y experiencias con facilidad. Son maleables y están dispuestos a aprender. Para crecer en nuestra relación con Dios, necesitamos ser receptivos a su guía y estar dispuestos a aprender de sus enseñanzas.
  • Dependencia y Vulnerabilidad: Los niños reconocen su necesidad de cuidado y no temen mostrar su vulnerabilidad. Para acercarnos a Dios, necesitamos reconocer nuestra propia fragilidad y permitirnos ser dependientes de su gracia y fortaleza.

Volver a ser como niños no implica abandonar la madurez intelectual o la responsabilidad adulta. Más bien, se trata de recuperar una disposición interior caracterizada por la humildad, la pureza, la confianza y la receptividad. Es un llamado a despojarnos de las capas de complejidad, prejuicios y orgullo que hemos acumulado con el tiempo y a acercarnos a Dios con un corazón sencillo y sincero.

La invitación a ser como niños es un camino hacia la autenticidad espiritual. Al abrazar estas cualidades infantiles, abrimos nuestros corazones a la presencia de Dios y nos permitimos experimentar una relación más profunda y significativa con lo divino. Es un viaje de humildad y entrega, un reconocimiento de que, en la búsqueda de lo trascendente, la sencillez del corazón es la llave que abre las puertas del Reino.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

https://diosestaennuestroscorazones.blogspot.com/

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575494549327

WHATS APP:  4434838829

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

24 DE MAYO DE 2025


TODOS LOS LIBROS DE CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO ADQUIERELOS YA, DANDO ¡CLICK AQUI CON TU CUENTA KINDLE DE AMAZON!




MRSDC MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

 

MRSDC 

MI RADIO 

SENTIMIENTOS DE CRISTAL

miradiosentimientosdecristal@gmail.com




ESCUCHA AQUI TODOS LOS PROGRAMAS DE MI ESTACION DE RADIO ONLINE: 





MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

LOCUTOR Y DJ:

MARKAPASOSDJ

markapasosdj@hotmail.com 

CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO

creoenmisuenos@gmail.com


TRANSMITIENDO DESDE EL CORAZON DE MORELIA, MICHOACAN, MEXICO, PARA TODO EL UNIVERSO ENTERO A TRAVES DE INTERNET Y EN TODOS LOS MEDIOS POSIBLES.









viernes, 23 de mayo de 2025

Dios en el Corazón: Una Morada Interior

 

Dios en el Corazón: Una Morada Interior


La idea de que Dios reside en nuestros corazones es una noción profunda y significativa en diversas tradiciones espirituales y religiosas. Esta creencia sugiere una conexión íntima y personal entre lo divino y la esencia misma del ser humano.


Desde una perspectiva cristiana, esta idea se encuentra en varios pasajes bíblicos. Por ejemplo, en Romanos 8:9-11 se menciona que el Espíritu de Dios vive en aquellos que creen en Cristo. Esta presencia divina no se limita a una morada física, sino que se establece en lo más profundo del ser, transformando y guiando al creyente. De manera similar, en 1 Corintios 3:16, se afirma que los creyentes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ellos.


Esta concepción de Dios habitando en el corazón implica varias ideas importantes:


  • Intimidad con lo Divino: Sugiere que la relación con Dios no es distante o meramente externa, sino cercana y personal. Dios no es solo una entidad trascendente, sino también inmanente, presente en la vida cotidiana de cada individuo.
  • Transformación Interior: La presencia de Dios en el corazón se asocia con la transformación del ser. Se cree que el Espíritu Santo obra en el interior, renovando la mente, el corazón y la voluntad, guiando hacia una vida más acorde con los principios divinos.
  • Guía y Sabiduría: Se considera que la presencia de Dios en el corazón proporciona una fuente interna de guía, sabiduría e discernimiento. A través de la oración, la reflexión y la apertura al Espíritu, los creyentes pueden acceder a esta guía interior.
  • Amor y Compasión: La morada de Dios en el corazón también se relaciona con el desarrollo del amor y la compasión hacia los demás. Se cree que al estar llenos del amor divino, los individuos son impulsados a amar y servir a sus semejantes.

Sin embargo, es importante considerar que la interpretación de esta idea puede variar entre diferentes corrientes teológicas y espirituales. Algunas enfatizan la necesidad de una entrega consciente y una fe activa para que Dios more plenamente en el corazón, mientras que otras pueden tener una visión más universalista de la presencia divina en cada ser humano, independientemente de sus creencias o prácticas.

La creencia de que Dios está en nuestros corazones y vive en cada uno de nosotros sugiere una profunda conexión espiritual interior. Implica intimidad con lo divino, potencial de transformación personal, una fuente interna de guía y un llamado al amor y la compasión. Si bien las interpretaciones pueden variar, esta idea fundamental resuena en muchas personas como una fuente de esperanza, consuelo y un sentido de propósito trascendente.

César Augusto Soto Fajardo

creoenmisuenos@gmail.com

https://emprendedordesuenos.blogspot.com/

https://diosestaennuestroscorazones.blogspot.com/

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575494549327

WHATS APP:  4434838829

MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO

23 DE MAYO DE 2025


TODOS LOS LIBROS DE CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO ADQUIERELOS YA, DANDO ¡CLICK AQUI CON TU CUENTA KINDLE DE AMAZON!




MRSDC MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

 

MRSDC 

MI RADIO 

SENTIMIENTOS DE CRISTAL

miradiosentimientosdecristal@gmail.com




ESCUCHA AQUI TODOS LOS PROGRAMAS DE MI ESTACION DE RADIO ONLINE: 





MI RADIO SENTIMIENTOS DE CRISTAL

LOCUTOR Y DJ:

MARKAPASOSDJ

markapasosdj@hotmail.com 

CESAR AUGUSTO SOTO FAJARDO

creoenmisuenos@gmail.com


TRANSMITIENDO DESDE EL CORAZON DE MORELIA, MICHOACAN, MEXICO, PARA TODO EL UNIVERSO ENTERO A TRAVES DE INTERNET Y EN TODOS LOS MEDIOS POSIBLES.



Juan 1:13: Un Nuevo Nacimiento y la Presencia Divina Hoy

Juan 1:13: Un Nuevo Nacimiento y la Presencia Divina Hoy "Los cuales no son e ngendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de volu...